En uno u otro momento de la vida, todos nos hemos cruzado con seres que respiran felicidad. Esa felicidad parece impregnar cada uno de sus gestos, cada una de sus palabras, con una calidad y una amplitud que es imposible no notar. Algunos declaran sin ambigüedad, aunque también sin ostentación, que han alcanzado una felicidad que perdura en lo más profundo de si mismos, sean cuales sean las vicisitudes de la existencia.
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